Guillermo Olivera Díaz
La autoría de estas dichas “groserías” es de naturaleza variopinta.
Alguien las inventarió y le añadí mis modestas pinceladas, desde el
título. ¡Que el lector acucioso agregue muchas más!
La primera
gran Grosería es que Ollanta y Nadine no entiendan las sierpes que
vienen de atrás, las que prohijó la corrupción, cuyo clímax lo vivimos
ya, y son las que siguen.
Grosería es que el salario mínimo
de un trabajador sea S/.750.00 y el ingreso de un congresista supere los
40,000 nuevos soles, si contamos los 16 sueldos al año, pudiendo llegar
con viáticos de ministro (a) y otras gollerías a más de 50,000 por
mes. ¿Distancia sideral, verdad?
Grosería es que un catedrático
de universidad –yo lo fui y mi pensión frisa en S/.900.00- o un
cirujano de la salud pública ganen menos que el
concejal de municipalidad distrital; que un médico especialista civil
de un hospital de las fuerzas armadas y policiales gane menos que una
secretaria, escogida no sé como, del Congreso o Ministerio.
Grosería es que los parlamentarios se suban sus retribuciones en el
porcentaje que les apetezca, siempre por unanimidad, por supuesto, al
inicio de legislatura y el MEF no rechista por fondos, como sí lo hace
con los jueces, quizá por ser vistos de mala ley.
Grosería es comparar la jubilación de un congresista con la de una viuda de común trabajador.
Grosería es que un ciudadano tenga que trabajar 45 años para percibir
una jubilación y a los congresistas les baste sólo un período de 5
años, según el caso, y que los miembros del gobierno para cobrar la
pensión máxima sólo necesiten jurar el cargo.
Grosería es
colocar en la administración pública a miles de asesores, léase amigotes
y amantes, con sueldos que desearían los técnicos más calificados. Que
los alcaldes nombren a sus Gerentes (?) sin concurso y así cubrirse y
avalar sus movidas.
Grosería es el ingente dinero destinado,
por ocultos mecenas, a sostener a los partidos políticos, aprobados por
quienes medran y viven de ellos.
Grosería es que a un
congresista no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para
ejercer su cargo (y no digamos intelectual o cultural).
Grosería es el costo que representa para los ciudadanos, sus comidas,
coches oficiales, choferes, viajes (siempre en primera clase), gasolina y
tarjetas de crédito por doquier. Que después de ser suspendidos por sus
malos manejos, retornen a su curul y cobren devengados...Que tal c....
Grosería es que estas señorías congresales tengan casi cinco meses de
vacaciones al año cuando no están en las llamadas legislaturas
ordinarias; extraordinarias, nunca las hay. Cuando cesan en el cargo
tengan un mullido colchón de contante y sonante.
Grosería es
que se utilice a diario a los canales de televisión, estaciones de
radio y periódicos para publicitarlos, encubrirlos y engañar que solo
representan un costo mínimo para el bolsillo de los ciudadanos.
Grosería es que nos oculten sus privilegios y se hable de política
social, derechos humanos, inclusión social y descentralización si todo
se decide en Lima.
Grosería es que no se cultive valores con la
prédica y el ejemplo en los jóvenes profesionales, la dignificación del
trabajo y el estudio concienzudo y más bien la viveza criolla, el burdo
tráfico de influencias, la cultura del compadrazgo o vara, para acceder
a mejores condiciones laborales, sociales, profesionales y económicas.
Lima, 28 de diciembre del 2012.
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