Por Rodrigo Montoya
El ciudadano norteamericano Kuczinsky (también peruano por antigüedad) que quiere ser presidente y cree que los nacidos a más de tres mil metros de altura no debemos dar opinión alguna sobre las bondades de los tratados de libre comercio con Estados Unidos, acaba de trasmitir un mensaje ‘de los mercados internacionales: los ‘inversionistas’ están preocupados por el entorno de Susana Villarán. “No tanto por ella”, precisó el flautista, sino por sus amigos, particularmente, los de Patria Roja. Los inversionistas de fuera dicen lo que sus amigos en cada país quieren que digan, del mismo modo que lo que viene del Vaticano fue previamente pedido en casa país.
Ahora que esa victoria de Lourdes Flores se diluye, la derecha vuelve a lo de siempre: sacar de la manga al miedo como componente clave para evitar una derrota, y apela a un “cuco” de turno, Patria Roja que entre sus supuestas maldades sólo le faltaría una: comerse a los niños. Como la derecha no tiene ninguna práctica democrática en serio, sólo sabe ganar -con más trampas que transparencia- y no perder, no quiere que el municipio escape a su control. Según su pensamiento fundamentalista sólo la derecha puede gobernar el país con o sin elecciones y está convencida de que nadie debería arrebatarle ese supuesto derecho.
Este miedo político viene de lejos: en tiempos de la invasión española los conquistadores dormían con la ropa puesta, sólo tenían que ajustar las cinchas a sus caballos para no perder tiempo en ensillarlos, y huir a tiempo para salvar sus pellejos. Con el tiempo, el miedo se mantiene y transforma. Hoy, la izquierda, los indígenas y los terroristas sustituyen a los llamados indios del siglo XVI.
Alguna gente de la derecha debe estar bien informada sobre la política peruana y debe saber que el fusil de palo de Patria Roja para agitar un compromiso armado en sus mítines en la Plaza San Martín, hace 30 años, pesa más que su supuesto peligro. Debe saber también que en casi 40 años de existencia del SUTEP, Patria Roja nunca propuso nada subversivo para la Educación peruana, salvo sus reivindicaciones salariales y gremiales, sobre todo para asegurar estabilidad en el empleo. Si el gobierno de Alan García dice que ya derrotó al SUTEP, ¿de qué peligro en la Educación habla la derecha? Si saben que los rectores y aliados de Patria Roja no propusieron nada subversivo ni bueno para la Educación superior, salvo dar empleo a sus militantes y amigos y otros beneficios, ¿qué temor fundado y serio tendrían ahora?
Se trata simplemente de asustar para evitar una derrota y apelar al miedo que las capas medias y el pueblo han ido acumulando en la historia, particularmente en tiempos de violencia política como el de 1980- 2000. A la derecha le gustaría que el miedo a Humala en favor de García se repitiese con Susana Villarán para resucitar a Lourdes Flores. Pero la suerte parece echada y la Municipalidad de Lima tendrá un respiro con aires nuevos.
El ciudadano norteamericano Kuczinsky (también peruano por antigüedad) que quiere ser presidente y cree que los nacidos a más de tres mil metros de altura no debemos dar opinión alguna sobre las bondades de los tratados de libre comercio con Estados Unidos, acaba de trasmitir un mensaje ‘de los mercados internacionales: los ‘inversionistas’ están preocupados por el entorno de Susana Villarán. “No tanto por ella”, precisó el flautista, sino por sus amigos, particularmente, los de Patria Roja. Los inversionistas de fuera dicen lo que sus amigos en cada país quieren que digan, del mismo modo que lo que viene del Vaticano fue previamente pedido en casa país.
Ahora que esa victoria de Lourdes Flores se diluye, la derecha vuelve a lo de siempre: sacar de la manga al miedo como componente clave para evitar una derrota, y apela a un “cuco” de turno, Patria Roja que entre sus supuestas maldades sólo le faltaría una: comerse a los niños. Como la derecha no tiene ninguna práctica democrática en serio, sólo sabe ganar -con más trampas que transparencia- y no perder, no quiere que el municipio escape a su control. Según su pensamiento fundamentalista sólo la derecha puede gobernar el país con o sin elecciones y está convencida de que nadie debería arrebatarle ese supuesto derecho.
Este miedo político viene de lejos: en tiempos de la invasión española los conquistadores dormían con la ropa puesta, sólo tenían que ajustar las cinchas a sus caballos para no perder tiempo en ensillarlos, y huir a tiempo para salvar sus pellejos. Con el tiempo, el miedo se mantiene y transforma. Hoy, la izquierda, los indígenas y los terroristas sustituyen a los llamados indios del siglo XVI.
Alguna gente de la derecha debe estar bien informada sobre la política peruana y debe saber que el fusil de palo de Patria Roja para agitar un compromiso armado en sus mítines en la Plaza San Martín, hace 30 años, pesa más que su supuesto peligro. Debe saber también que en casi 40 años de existencia del SUTEP, Patria Roja nunca propuso nada subversivo para la Educación peruana, salvo sus reivindicaciones salariales y gremiales, sobre todo para asegurar estabilidad en el empleo. Si el gobierno de Alan García dice que ya derrotó al SUTEP, ¿de qué peligro en la Educación habla la derecha? Si saben que los rectores y aliados de Patria Roja no propusieron nada subversivo ni bueno para la Educación superior, salvo dar empleo a sus militantes y amigos y otros beneficios, ¿qué temor fundado y serio tendrían ahora?
Se trata simplemente de asustar para evitar una derrota y apelar al miedo que las capas medias y el pueblo han ido acumulando en la historia, particularmente en tiempos de violencia política como el de 1980- 2000. A la derecha le gustaría que el miedo a Humala en favor de García se repitiese con Susana Villarán para resucitar a Lourdes Flores. Pero la suerte parece echada y la Municipalidad de Lima tendrá un respiro con aires nuevos.
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