Además de condecorarlo, deberían declarar a GArcía como el mejor presidente chileno, pues su prochilenismo ha sido evidente, con la entrega de puertos, aeropuertos, así como su condescendencia con los polìticos chilenos para que el TLC y el conflicto por los lìmites marítimos vayan por cuerdas separadas, como si no estuvieran íntimamente vinculadas geopolìticamente; asimismo por su pretensiòn de vender el gas de Camisea a Chile, sin antes satisfacer las necesidades del pueblo peruano.
La condecoraciòn le viene como anillo al dedo y movido por su colosal ego la recibirá gustoso. Otro mandatario más digno la rechazaría, como se rechazó la corona de bronce que pretendían colocar hipócritamente los sureños en la Cripta de los Héroes. Ojalá que se quede en Chile y nunca más vuelva a nuestro país para destrozarlo y subastarlo.
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