
En este ajuste de cuentas entre las dos más poderosas mafias polìticas del país, ha quedado establecido, por boca de sus respectivos voceros, que el Apra y el fujimorismo son los dos partidos más corruptos de toda la historia del Perú. No interesa que se acusen mutuamente de ocupar el primer puesto y reclamen para sí el segundo lugar en esta macabra competencia.
Lo paradójico del caso es que, tanto el Apra, como el fujimorismo, estén en estos momentos marcando la agenda gubernamental y cuasigobernando el país, no obstante su negra trayectoria. ¿Será que los peruanos pecamos de masoquistas?
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