Por desgracia, la legislaciòn peruana es una copia de las leyes de los países altamente desarrollados y no toma en cuenta la especial idiosincracia de los delincuentes peruanos, especialmente los de cuello y corbata (pendejos 100%). Por eso la lucha contra la corrupción es inútil y la impunidad y el cinismo cunden por doquier.
Es preciso, entonces, modificar nuestra legislaciòn anticorrupción y adecuarla a nuestra realidad. Algunas de estas medidas, absolutamente necesarias, son: a) Establecer la pena de muerte para los delitos contra el patrimonio del Estado y otros de máxima gravedad. b) Decretar la acumulaciòn de penas cuando son varios delitos (Fujimori y Montesinos hubieran recibido una condena de más de 200 años). c) Permitir el uso de métodos de interrogaciòn apropiados y necesarios para lograr que los acusados suelten la verdad. Entre otros, el uso del detector de mentiras y la tortura, según sean necesarios (A García bastaría con privarle de alimentos y bebida durante 24 horas y ya verían como empieza a cantar su amplísimo prontuario, mejor que en las cantinas de París).
Muchos creerán que estamos locos, pero estamos seguros de que solo con la aplicaciòn de estos mecanismos se podrá acabar en poco tiempo con la corrupciòn. También estamos seguros de que el Dr. Bedoya y otros pajarracos del foro, eminentes defensores de la delincuencia organizada y de políticos corruptos, se opondrán a nuestra propuesta. Solo les recordamos que en China fusilan con mucha frecuencia a malos funcionarios y en Indonesia ahorcan a los narcotraficantes. Ambos países son superpoblados y mucho más seguros que Europa y Estados Unidos.
Es preciso, entonces, modificar nuestra legislaciòn anticorrupción y adecuarla a nuestra realidad. Algunas de estas medidas, absolutamente necesarias, son: a) Establecer la pena de muerte para los delitos contra el patrimonio del Estado y otros de máxima gravedad. b) Decretar la acumulaciòn de penas cuando son varios delitos (Fujimori y Montesinos hubieran recibido una condena de más de 200 años). c) Permitir el uso de métodos de interrogaciòn apropiados y necesarios para lograr que los acusados suelten la verdad. Entre otros, el uso del detector de mentiras y la tortura, según sean necesarios (A García bastaría con privarle de alimentos y bebida durante 24 horas y ya verían como empieza a cantar su amplísimo prontuario, mejor que en las cantinas de París).
Muchos creerán que estamos locos, pero estamos seguros de que solo con la aplicaciòn de estos mecanismos se podrá acabar en poco tiempo con la corrupciòn. También estamos seguros de que el Dr. Bedoya y otros pajarracos del foro, eminentes defensores de la delincuencia organizada y de políticos corruptos, se opondrán a nuestra propuesta. Solo les recordamos que en China fusilan con mucha frecuencia a malos funcionarios y en Indonesia ahorcan a los narcotraficantes. Ambos países son superpoblados y mucho más seguros que Europa y Estados Unidos.
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