Alberto Zúñiga
“La gente votó un proyecto”
Weisbrot, quien ha seguido el proceso bolivariano desde sus comienzos,
señala que la fuerte reducción de la pobreza tiene muchísimo peso en una
sociedad como la venezolana. “Por ahora, la gente piensa que la
inflación va a bajar”, afirma.
La victoria del chavismo en las
elecciones municipales del domingo es una cachetada a las predicciones
apocalípticas sobre la economía y la desintegración nacional que viene
lanzando la oposición desde la muerte de Hugo Chávez en marzo. Página/12
dialogó con el codirector del Center for Economic and Policy Research,
de Washington, Mark Weisbrot, quien ha seguido la revolución chavista
desde sus comienzos.
–El resultado de las elecciones no deja de sorprender. La oposición lo calificó de virtual referendo en un país que, teóricamente, está sumergido en el caos. El resultado confirma que el chavismo continúa vivo.
–Es que no hay información fidedigna respecto de lo que sucede en
Venezuela. Desde comienzos del chavismo la información es totalmente
parcial. Uno de los más notables datos del que nadie habla es una
estadística que apareció en el Banco Mundial y que volvió a aparecer la
semana pasada en la Cepal. No hay que hacer más que una búsqueda en
Internet para encontrar que, según el Banco Mundial, la pobreza cayó en
un 20 por ciento el año pasado. Esto es la disminución más grande de la
pobreza en América Latina y probablemente en el mundo.
–A Bill
Clinton le atribuyen una explicación contundente de su primera victoria
presidencial: “Es la economía, estúpido”. Se podría parafrasearlo en
este caso diciendo “es la sociedad, estúpido”.
–Es la economía y la
sociedad. La economía no anda bien, pero la gente no votó sólo los
últimos nueve meses. La gente vota un proyecto que ha durado muchos
años. Los que se escaparon de la pobreza gracias al chavismo no van a
quedar sumergidos nuevamente por la inflación porque no viven de
salarios fijos, sino que son cuentapropistas. La vida de toda esa gente
mejoró mucho. A menos que haya un largo período en que esto no sea así,
van a seguir ganando. De las últimas 16 elecciones, ganaron 15.
–Al mismo tiempo los precios al consumidor subieron un 49 por ciento,
en el mercado negro el dólar vale siete veces más que al cambio oficial,
hay desabastecimiento de productos básicos, desde leche hasta papel
higiénico, las reservas están cayendo. En resumen: la economía muy bien
no anda.
–Seguro que hay problemas, pero la fuerte reducción en la
pobreza el año pasado tiene muchísimo peso en una sociedad como la
venezolana. Construyeron cientos de miles de casas, están expandiendo la
educación y la salud. Si la inflación continúa, el gobierno puede
perder apoyo, pero por ahora la gente piensa que la inflación va a
bajar. Esto ya pasó. Después de la huelga petrolera que terminó en 2003,
la inflación llegó a un 40 por ciento y luego cayó a un 10 por ciento.
La gente piensa que en el futuro va a pasar lo mismo.
–Pero es un problema que puede erosionar la popularidad del gobierno. ¿Cómo van a controlarla?
–No parece tan difícil. En gran medida todo viene del mercado negro. En
estos momentos hay una
burbuja en torno del dólar de la misma manera
que hubo burbuja inmobiliaria en Estados Unidos. Hoy el dólar está a 50
bolívares fuertes en el mercado negro. Estaba a 18 en enero. La
expectativa de la gente es que el dólar va a seguir aumentando, de la
misma manera que en Estados Unidos la gente pensaba que el precio de las
casas iba a seguir aumentando. Es cierto que la inflación aumentó el
año pasado, pero este año ha tenido un comportamiento discontinuo.
Alcanzó su máximo en mayo con un 6,1 por ciento, pero cayó a un 3 por
ciento en agosto y subió de nuevo a 5,1 por ciento en octubre. No es un
escenario de hiperinflación. Y esta burbuja, como toda burbuja,
terminará explotando.
–Según muchos, el problema es que el chavismo es económicamente insostenible.
–Eso es lo que vienen diciendo en los últimos 13 años, que la economía
está a punto de colapsar, pero nunca ha pasado. El argumento de la
oposición y de los medios internacionales es que Venezuela está en el
medio de un espiral de devaluación e inflación en donde el aumento de
los precios socava la confianza en la economía y la moneda provocando la
fuga de capitales y el crecimiento del mercado negro. El final de toda
esta espiral es un proceso de hiperinflación, aumento de la deuda
externa y crisis en la balanza de pagos. Pero no se entiende por qué un
país que tiene más de 90 mil millones de dólares de ingresos petroleros
puede tener una crisis en la balanza de pagos.
El año pasado
las importaciones fueron de 59 mil millones de dólares y la cuenta
corriente registró un superavit de 11 mil millones o 2,9 por ciento del
PBI. El gobierno no se va a quedar sin dólares. Esto lo reconoció el
Bank of America en su último análisis.
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