Mientras un hastiado Barack Obama trataba de entender la perorata de Alan García, en las rejas exteriores de la Casa Blanca una combativa Q’orianka Kilcher protestaba a viva voz acompañada de un grupo de manifestantes.
Lo curioso fue escuchar y leer a mis colegas peruanos rajando del “figuretismo” de Q’orianka y, al mismo tiempo, resaltando los elogios de Obama a ese “milagro peruano” que nos quieren vender los comunicadores del gobierno.
A mí me quedó en la retina esa quijotesca actitud de una chica que no es peruana de nacimiento, que apenas mastica algunas frases en castellano, que de seguro ignora que el pisco es peruano y que le debe importar un carajo probar un cebichito cada vez que viene al Perú. Pero que saca la cara por los indígenas peruanos y por esos bosques amazónicos que día a día son destruidos por los propios peruanos: colonos invasores, autoridades corruptas, narcococaleros, madereros, petroleros–previo faenón– y mineros dizque informales, pero que cuentan con todas las autorizaciones otorgadas por burócratas peruanos.
Q’orianka es una buena señal de que la Amazonía gozará de buena salud en un futuro inmediato.
Por Henry Ochoa.
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