Kukín se despachó por una emisora contra el Padre Arana, sin darle opción a una réplica. Según este periodista, que más parecía Cipriani hablando, sostuvo que Arana no puede participar en la política con su sotana de sacerdote porque no sería ético. Añadió que estaría dividiendo al país en izquierda y derecha y que estaría con Dios y con el diablo.
En el plano religioso, nadie, ni el mismo Papa, puede quitarle el carácter y sello sacerdotal que le confirió el obispo en su ordenación. Si se va al infierno, seguirà siendo sacerdote. Para ingresar a la política solo requiere una autorización de su obispo y nadie le puede prohibir el uso de la sotana o del bonete en su campaña.
En lo político, el Padre Arana es un ciudadano con plenos derechos y deberes como cualquiera de nosotros y la ley no le impide participar en las elecciones. Lo más ético es que haga su campaña como sacerdote, es decir, como lo que es en la vida real. Lo contrario sería una hipocrecía.Con la lógica de Kukín, un contador, abogado o empresario tendrían que renunciar a su profesión para participar en la política. Lo que no dicen Kukín y Cipriani es que les causa terror que un sacerdote con ideas claramente progresistas y de izquierda ingrese al terreno polìtico y empiece a arrastrar a las masas, ávidas de nuevos líderes. Si el Padre Arana - cura Arana para los radicales de derecha- perteneciera al Opus Dei y predicara el neoliberalismo, sería el candidato ideal y no le exigirían que deje la sotana, ni el sacerdocio. En cuanto al peligro de la división del Perú entre izquierdistas y derechistas, hace mucho tiempo que este país está dividido entre ricos y pobres. Está claro que la campaña de demolición contra este sacerdote ha empezado, liderada por Cipriani y el Opus Dei.
En el plano religioso, nadie, ni el mismo Papa, puede quitarle el carácter y sello sacerdotal que le confirió el obispo en su ordenación. Si se va al infierno, seguirà siendo sacerdote. Para ingresar a la política solo requiere una autorización de su obispo y nadie le puede prohibir el uso de la sotana o del bonete en su campaña.
En lo político, el Padre Arana es un ciudadano con plenos derechos y deberes como cualquiera de nosotros y la ley no le impide participar en las elecciones. Lo más ético es que haga su campaña como sacerdote, es decir, como lo que es en la vida real. Lo contrario sería una hipocrecía.Con la lógica de Kukín, un contador, abogado o empresario tendrían que renunciar a su profesión para participar en la política. Lo que no dicen Kukín y Cipriani es que les causa terror que un sacerdote con ideas claramente progresistas y de izquierda ingrese al terreno polìtico y empiece a arrastrar a las masas, ávidas de nuevos líderes. Si el Padre Arana - cura Arana para los radicales de derecha- perteneciera al Opus Dei y predicara el neoliberalismo, sería el candidato ideal y no le exigirían que deje la sotana, ni el sacerdocio. En cuanto al peligro de la división del Perú entre izquierdistas y derechistas, hace mucho tiempo que este país está dividido entre ricos y pobres. Está claro que la campaña de demolición contra este sacerdote ha empezado, liderada por Cipriani y el Opus Dei.
- 10/05/2009 - 08:40
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