No solo se debe eliminar la prescripción de los delitos de corrupción. Además se debe disponer la acumulación de las penas y la devolución de todo lo sustraído al Estado para salir en libertad. Es evidente que los millones robados los tienen bien resguardados en algún paraíso financiero, para disfrutarlo al dejar la cárcel. De este modo, el funcionario ladrón se condenaría a cadena perpetua si no paga al Estado hasta el último centavo y con intereses. Solo así podríamos evitar que polìticos corruptos purguen unos cuantos años en prisión y salgan campantes a disfrutar de una fortuna mal habida. A grandes males, grandes remedios. Pero para dar esas leyes, el gobierno tendría que carecer de un rabo de paja. Y ni Keiko, ni Castañeda, ni Toledo, ni el Apra tienen un pasado honrado. Todos ellos han robado al pueblo peruano y jamás darían la legislación que es un clamor del país entero. Por eso dedbemos votar por un gobierno nacionalista y progresista que jamás antes haya estado en el poder. Todo está en nuestras manos.
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