Toledo debería de saber que la izquierda, es la dignidad y el amor a la patria. La izquierda es el dirigente obrero que se pregunta con angustia cómo es posible que su clase haya perdido por completo su independencia, que los dirigentes obreros no puedan realizar la política que les imponen sus intereses, sino que tengan que esperar a otras conveniencias y callar muchas veces, desprestigiándose ante las masas antes que levantar una bandera que signifique orientación y guía para los trabajadores.
La izquierda es el dirigente campesino, que se pregunta desde el fondo de su ingenua fe popular cómo es posible que los campesinos del Perú, hombres de su clase estén arrastrando el estigma de ser echados a culatazos de una tierra que consideraron suya porque muchas veces la han regado con el sudor irredento de su frente. La izquierda es el estudiantado y es el intelectual con conciencia progresista que adquirieron una vocación y una fe y no quieren hipotecarla ni venderla, que no quieren transarla ni deformarla ante ningún interés mezquino. Esa es la izquierda, la conciencia de un pueblo en marcha, que jamás dejara de seguir luchando por derrotar a la corrupción, por el derecho al desarrollo sostenible, la justicia y paz social, y el derecho sagrado a encontrar la felicidad con un futuro prometedor.
La izquierda es el dirigente campesino, que se pregunta desde el fondo de su ingenua fe popular cómo es posible que los campesinos del Perú, hombres de su clase estén arrastrando el estigma de ser echados a culatazos de una tierra que consideraron suya porque muchas veces la han regado con el sudor irredento de su frente. La izquierda es el estudiantado y es el intelectual con conciencia progresista que adquirieron una vocación y una fe y no quieren hipotecarla ni venderla, que no quieren transarla ni deformarla ante ningún interés mezquino. Esa es la izquierda, la conciencia de un pueblo en marcha, que jamás dejara de seguir luchando por derrotar a la corrupción, por el derecho al desarrollo sostenible, la justicia y paz social, y el derecho sagrado a encontrar la felicidad con un futuro prometedor.
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