En efecto, la disyuntiva está entre quienes luchan primero por los intereses del país, luego de su clase social y finalmente por su familia; y aquellos que consideran que, antes que nada, está su bolsillo, y para llenarlo, está el partido como medio para alcanzar el poder y, por último, les interesa el Estado, de cuyas arcas robarán a más no poder. Como se aprecia, son pirámides totalmente diferentes.
Es por eso que la única forma de que las grandes mayorìas, aquellas que creen que el Perú está primero, lleguen al poder en el 2011, es presentarse a las elecciones en un solo frente amplio, aglutinando a los partidos de izquierda, nacionalistas y organizaciones progresistas. El proceso unitario debe partir por consensuar una plataforma electoral y un programa de gobierno; luego seleccionar a los candidatos al Congreso, capaces de legislar de acuerdo a dicho programa. Finalmente, se nominará al candidato a la presidencia de la República, plenamente identificado con la plataforma de gobierno y encargado de ponerla en ejecución, sin desviaciones ni entreguismo. .
Será un proceso totalmente distinto a lo que acostumbran los que luchan, antes que nada, por sus intereses personales: Empiezan por nombrar a dedo al candidato presidencial, luego a los futuros congresistas. En cuanto al programa de gobierno, no es necesario que lo elaboren o discutan, porque desde hace 200 años de vida republicana es el mismo, con diversos matices.
Si algo hemos aprendido de la historia electoral peruana, debemos estar convencidos de que ni Fuerza Social, ni la nueva izquierda, ni Ollanta, ni el Padre Arana podrán ganar las elecciones si se presentan solos, es decir, si anteponen su interés individual o los de su partido a los de este amado enfermo, llamado Perú.
Es por eso que la única forma de que las grandes mayorìas, aquellas que creen que el Perú está primero, lleguen al poder en el 2011, es presentarse a las elecciones en un solo frente amplio, aglutinando a los partidos de izquierda, nacionalistas y organizaciones progresistas. El proceso unitario debe partir por consensuar una plataforma electoral y un programa de gobierno; luego seleccionar a los candidatos al Congreso, capaces de legislar de acuerdo a dicho programa. Finalmente, se nominará al candidato a la presidencia de la República, plenamente identificado con la plataforma de gobierno y encargado de ponerla en ejecución, sin desviaciones ni entreguismo. .
Será un proceso totalmente distinto a lo que acostumbran los que luchan, antes que nada, por sus intereses personales: Empiezan por nombrar a dedo al candidato presidencial, luego a los futuros congresistas. En cuanto al programa de gobierno, no es necesario que lo elaboren o discutan, porque desde hace 200 años de vida republicana es el mismo, con diversos matices.
Si algo hemos aprendido de la historia electoral peruana, debemos estar convencidos de que ni Fuerza Social, ni la nueva izquierda, ni Ollanta, ni el Padre Arana podrán ganar las elecciones si se presentan solos, es decir, si anteponen su interés individual o los de su partido a los de este amado enfermo, llamado Perú.
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