Es bueno recordar las razones del golpe de Velasco para conocimiento de los jòvenes a quienes se les ha desinformado permanentemente respecto al General de los pobres. Era 1968 y gobernaba Belaunde, mientras que en el congreso el Apra y la Uniòn Nacional Odriista formaron la "coalición del pueblo", una mayorìa que tumbaba ministros casi cada semana. Este matrimonio contra natura entre el Apra - cuándo no- y la oligarquía logró frustrar cualquier medida progresista de Belaunde y todo el régimen desembocó en la corrupciòn y el entreguismo más grandes. Los escándalos y actos de corrupciòn, como el contrabando, la página once, se sucedían a diario.
Fue entonces que la Fuerza Armada se vio en la necesidad de tomar el poder EN FORMA INSTITUCIONAL, para evitar que el caos y el desorden precipitaran al país en la anarquía. No fue un golpe más, sino debidamente planificado y con un plan de gobierno - PLAN INCA- minuciosamente estudiado, según un diagnóstico completo de la situaciòn del país.
Durante siete años se realizaron las más grandes reformas - muchas de ellas reclamadas por el Apra y la izquierda- pero el Gobierno Revolucionario tuvo que enfrentar la absurda y tenaz oposiciòn de estos dos extremos que se juntaron contra el régimen de Velasco. Según el Apra y la izquierda unidas, se oponìan a estas reformas porque no debían ser realizadas por los militares, sino por los partidos polìticos. Y es que Velasco les quitó la mamadera a estos polìticos durante siete años y Morales Bermùdez por otros cinco años. Fueron doce años de hambre y miseria para apristas, belaundistas y pepecistas y de ahì nace su odio satánico a Velasco hasta el dìa de hoy.
Han pasado 35 años desde la caída de Velasco y la derecha sigue despotricando contra él y los cambios realizados. Los regímenes posteriores no han sido capaces de corregir los errores de aquel presidente, ni de profundizar sus reformas. Se han limitado a desmontarlas, sin poder implementar ninguna reforma alternativa y el Perú sigue con sus seculares problemas de pobreza extrema, abandono de la agricultura, injusticia social y desigualdad, corrupciòn, 12% de analfabetismo, último lugar en educaciòn, etc.
En resumen, el golpe institucional de la Fuerza Armada en 1968 fue un golpe revolucionario y no derechista. Totalmente opuesto a los cuartelazos de Pinochet, Videla o el que piensa encabezar Alan García.
Fue entonces que la Fuerza Armada se vio en la necesidad de tomar el poder EN FORMA INSTITUCIONAL, para evitar que el caos y el desorden precipitaran al país en la anarquía. No fue un golpe más, sino debidamente planificado y con un plan de gobierno - PLAN INCA- minuciosamente estudiado, según un diagnóstico completo de la situaciòn del país.
Durante siete años se realizaron las más grandes reformas - muchas de ellas reclamadas por el Apra y la izquierda- pero el Gobierno Revolucionario tuvo que enfrentar la absurda y tenaz oposiciòn de estos dos extremos que se juntaron contra el régimen de Velasco. Según el Apra y la izquierda unidas, se oponìan a estas reformas porque no debían ser realizadas por los militares, sino por los partidos polìticos. Y es que Velasco les quitó la mamadera a estos polìticos durante siete años y Morales Bermùdez por otros cinco años. Fueron doce años de hambre y miseria para apristas, belaundistas y pepecistas y de ahì nace su odio satánico a Velasco hasta el dìa de hoy.
Han pasado 35 años desde la caída de Velasco y la derecha sigue despotricando contra él y los cambios realizados. Los regímenes posteriores no han sido capaces de corregir los errores de aquel presidente, ni de profundizar sus reformas. Se han limitado a desmontarlas, sin poder implementar ninguna reforma alternativa y el Perú sigue con sus seculares problemas de pobreza extrema, abandono de la agricultura, injusticia social y desigualdad, corrupciòn, 12% de analfabetismo, último lugar en educaciòn, etc.
En resumen, el golpe institucional de la Fuerza Armada en 1968 fue un golpe revolucionario y no derechista. Totalmente opuesto a los cuartelazos de Pinochet, Videla o el que piensa encabezar Alan García.
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