El congresista tránsfuga, Meckler, debería primero someterse a un examen psiquiátrico antes de ocuparse de Toledo, para saber cómo es que se produjo su viraje de 180º, pues apoyó incondicionalmente el programa del nacionalismo y, una vez elegido para luchar por ese programa, cuando se dio cuenta que Castañeda se perfilaba como el pròximo presidente del Perú, traicionó a sus electores, abandonó su bancada y con todo desparpajo empezó a defender al Mudo y atacar a sus ex compañeros del PNP. Un personaje así no tiene ninguna autoridad moral para juzgar a un ex presidente, por más que éste haya sido un indio con corazón de gringo.
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