En las elecciones presidenciales de 1995, la candidata del Partido Aprista Peruano fue doña Mercedes Cabanillas. Cumplió ese papel a regañadientes, porque la citada exempleada del SINAMOS percibía que sus posibilidades de ganar eran muy reducidas, teniendo en cuenta la manipulación progobiernista de los comicios efectuada por el convicto japonés Fujimori y su cómplice, el delincuente Vladimiro Montesinos Torres.
Por diez mil motivos mensuales, la futura mujer de la Barrick hubiera preferido ser candidata al Congreso. El problema era que al ser candidata presidencial del PAP estaba impedida simultáneamente de aspirar a una curul. Para la doña, era claro que mayores réditos personales rendiría ser candidata a congresista, donde su opción de obtener una curul era elevada. Pero el Partido del Pueblo, a través del compañero Agustín Mantilla Campos, le hizo recordar que ya se había tomado la decisión con respecto a la candidatura y que se contaba con el visto bueno de García Pérez.
Estando de por medio la voluntad del Altísimo, no le quedó a la Cabanillas más que aceptar el encargo. Sin embargo, el paquete vino endulzado con el aceite que tanto gusta a la canalla alanista. Me refiero a importantes contribuciones financieras que fueron puestas en manos de la futura masacradora de Bagua con el fin de solventar la propaganda electoral en medios de prensa.
La exmoñera villarealina uso los dineros de acuerdo a la corrupta formación recibida en la UNFV de Humberto Espinoza Uriarte.
La exmoñera villarealina uso los dineros de acuerdo a la corrupta formación recibida en la UNFV de Humberto Espinoza Uriarte.
Al final de la campaña electoral quedó exprofesamente sin usar un saldo de 150 mil dólares del cual se apropió la siempre voluntariosa doña Meche. Cuando en el Partido Aprista se exigió que rindiera cuentas por el íntegro del financiamiento recibido, la educadora que nunca educó a nadie se negó en todos los idiomas a rendir cuentas de la encomienda. “¡Naca la pirinaca!” exclamó a voz en cuello la famosa cooperativista –que nunca organizó ni trabajo en cooperativa alguna–. Al grito de “¡Nicanor! ¡No al vómito negro!”, Meche se negó rotundamente a devolver los 150 mil dólares.
El PAP insistió en demandar que al menos explicara por qué quería quedarse con el billetón. Ante el requerimiento, la malograda alanista expuso la más prodigiosa explicación que oídos apristas hayan podido escuchar: “Me quedo con los 150 mil dólares –expreso la exministra– como compensación a cuenta del lucro cesante al que tengo derecho al no haber sido candidata a congresista. Si hubiera sido candidata al Congreso –continuó la Cabanillas– hubiera ganado una curul y eso me hubiera asegurado sesenta meses rascándome la barriga con un sueldo promedio de 10 mil dólares al mes, es decir 600 mil dólares en total. Por lo tanto, que yo me apropie de 150 mil dólares –que a propósito no gasté en la campaña presidencial– representa sólo el 25% del monto que hubiera percibido de ser congresista. Así que ustedes, apristas cojudos,
Tal, mis estimados, la conciencia financiera de la que hace gala la masacradora de Bagua. Es la misma concha que exhibe cuando solicita que los hambreados maestros que incurran en “apología del terrorismo” sean despedidos y encarcelados.
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