Mientras no reconozcamos nuestra real identidad como un país multiétnico, pluricultural, multilingüe y multinacional, siempre viviremos en un mundo fantasioso, irreal y falso. Es decir, jamás podremos integrarnos para iniciar un desarrollo permanente basado en el trabajo, la justicia social, la inclusiòn y la auténtica democracia. Basta leer la Constituciòn Polìtica de Venezuela, Bolivia y Ecuador para entender que en ese aspecto seguimos como en tiempos de la Colonia. Y es que las poderosas fuerzas retardatarias jamás han aceptado que todos los peruanos tenemos los mismos derechos. Esperar que García cambie esa polìtica es pedir que una piedra se levante sola. Solo un gobierno nacionalista podrá cambiar la actual Constituciòn, siempre que votemos con la cabeza y no con el corazón o la nariz tapada.
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