Hace muchos años un parlamentario ignorante llamó así al congreso sin mala intención , causando hilaridad entre sus compasivos colegas. Nadie pensó entonces que tiempo después, en pleno siglo XXI, el parlamento peruano se convertiría efectivamente en un antro como se vio ayer. ¿Qué festejaban Zumaeta y sus compañeros con las conocidas maquinitas apristas ? Debería darles vergüenza alcanzar la presidencia del congreso con votos de tamaña cáfila de indeseables, todos de la misma calaña: mafiosos ( apristas y fujimontesinistas), corruptos (Menchola, Morales y otros), tránsfugas ( Meckler, Estrada, Waissman y tantos otros), requisitoriados ( Cecilia Chacón, Raffo) , y demás despreciables. Bien decía Lenin que el parlamento es un gran establo donde deambulan y gritonean toda clase de bestias. Todos unidos por su carencia de principios y de dignidad.
Al pueblo peruano no le queda más que aplaudir y honrar al grupo de parlamentarios que viciaron su voto o votaron en blanco y que, al momento del escrutinio, hicieron abandono de la sala para no quedar embarrados ( detalle que el canal de todos los peruanos ocultó al país ). Les faltó llevarse el escaño de Miguel Grau, insigne héroe e impotente de huir asqueado de ese antro de la democracia.
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