domingo, 2 de mayo de 2010

LOS PERDONES PENDIENTES DE LA IGLESIA CATOLICA

La Iglesia Católica, como institución eclesiástica, debería pedir diferentes “mea culpa” por tanta humillación a la Iglesia como Pueblo de Dios y también a los no creyentes.

Con motivo de los escándalos causados por los sacerdotes católicos y pederastas, se han levantado voces exigiendo que la Iglesia Católica, por voz del Papa, pida abiertamente perdón, con un leguaje claro, directo, sin miedo, sin dar rodeos en el vocabulario, como es tan frecuente en los documentos y discursos del Papa y de los monseñores del Vaticano.

La Iglesia Católica, convertida en un sistema eclesiástico, monárquico, autoritario, vertical, inquisidor, legalista y leguleyo, burocrático… está en mora de pedir varios o muchos perdones, por tantas heridas abiertas, por tantas llagas que no han sido curadas, por tanto mal que causó a millones de personas, a lo largo de la historia, y que sigue causando en nuestros días.

Esos “mea culpa” deben comenzar desde el momento en que la Iglesia se alía con el imperio romano, y los dos imponen su “Ley”, sin contemplaciones. En la medida en que el imperio romano desaparece, se va construyendo el imperio eclesiástico.

La institución eclesiástica debe pedir perdón, entre otros, por los siguientes pecados:

1. Por haber impuesto el Evangelio y el bautismo por decreto, con el apoyo del brazo secular. Eso fue un atropello para diferentes pueblos, comenzando por el pueblo romano, sin olvidar “el requerimiento” a los pueblos aborígenes de Abya Ayala. Jesús no presionó ni castigó ni puso en la picota pública a nadie por no aceptar su predicación y mensaje.

2. Por imponer castigo a quienes no aceptaran y practicasen los ritos que la Iglesia impuso de manera obligatoria, por ejemplo, la Pascua, la comunión frecuente, la confesión individual, el matrimonio, la misa dominical y en días festivos…

3. Por la concepción misma de pecado y la clasificación de los pecados: mortal, venial, perdón reservado al Papa, perdón reservado a los obispos… Por la predicación tenebrosa del diablo y del infierno y sus castigos que tantas angustias produjo y produce en los fieles.

4. Por coartar, por siglos, la libertad de pensamiento, opinión, escritura, expresión, reunión… , que significó la persecución crónica a pensadores, teólogos, escritores, predicadores, etc., que pusieron o ponen en tela de juicio la teología oficial, es decir, la del Papa y su curia, como la única teología de la Iglesia. Tampoco las mujeres pensantes han escapado a esa persecución.

5. Por la persecución y castigo de los llamados herejes, a lo largo de la historia, porque tenían otra manera de hacer teología, de pensar, de opinar, de escribir, de predicar. Esta persecución continúa en nuestros días. Primó la represión y no el diálogo.

Bajo los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI han sido llamados a juicio y/o castigados, más de doscientas personas, de todos los continentes, por su libertad de construir teología. Ratzinger ha sido el gran inquisidor de los tiempos actuales. Estos dos papas se ganan el primer premio en represión eclesiástica.

7. Por la acumulación inaudita de inmensas riquezas desde las donaciones de los emperadores romanos hasta nuestro días.Tierras-latifundios, ganados, esclavos, edificios suntuosos, acciones en fábricas y empresas…

Por la acumulación y concentración de tierras en los llamados Estados Pontificios, diócesis, parroquias y comunidades religiosas.

8. Por perseguir, enjuiciar, castigar y hasta asesinar a quienes pusieron en tela de juicio el sistema de riquezas, particularmente desde la Edad Media: Pobres de Lyón, Valdenses, corrientes tipo franciscano, albigenses… Sistema de riqueza contra el cual levantaron todavía la voz diferentes obispos durante el Concilio Vaticano II, donde se planteó la Iglesia Pobre y la Iglesia de los Pobres.

9. Por las alianzas con los poderosos de este mundo. Con el poder político, con el poder económico y con el poder militar y con los sectores más conservadores, también a lo largo de la historia hasta nuestros días. Por el apoyo directo e indirecto a las dictaduras militares en América Latina, en los años sesenta-setenta-ochenta del siglo XX. Hubo nuncios que apoyaron las dictaduras.

10. Por las guerras que desató, las guerras que apoyó, y por las múltiples violencias y miles de muertos que produjo esas guerras.

11. Por la defensa de las monarquías como forma de gobierno de Derecho Divino, y peor aún, por el apoyo a las monarquías absolutistas y la negación de la democracia. “Con razón” el pontificado ha sido y es una monarquía todavía. El Papa tiene todos los poderes en la institución eclesiástica: enseña, gobierna, enjuicia y castiga.

En el caso de América Latina, hasta el año de 1837 los papas y el Vaticano seguían en contra de la independencia. Por las excomuniones que sufrieron todos los independentistas, comenzando por Bolívar.

12. Por la creación del Estado del Vaticano, que es una aberración evangélica. No es una necesidad de los tiempos sino una contradicción con relación a la vida y a la manera de actuar de Jesús de Nazaret.

Y por la creación de este “sistema eclesiástico”, vertical, monárquico, clerical, autoritario, centralizador, inquisidor, ritualista, legalista, promotor de la milagrería… Sistema que se auto reproduce a partir de favoritismos y amiguismos episcopales y cardenalicios. Es un “nepotismo” no de sangre sino de “buenas relaciones” dentro de ese sistema, para dominar al Pueblo de Dios.

13. Por las teologías construidas contra diferentes sectores sociales: Las mujeres y el antifeminismo clerical; el sostenimiento de la esclavitud y el mercado de millones de personas negras; el racismo contra los y las indígenas, que colaboró en el exterminio de millones de aborígenes; el odio contra la población judía que terminó en el Holocausto…

Por la pseudo teología sobre las cuestiones sexuales que tanto martirizó y martiriza.

14. Por los abusos cometidos contra esos sectores sociales. La expropiación y robo de las tierras de los indígenas, hecha por el Papa Alejandro VI, en 1593, para regalarlas a las coronas de España y Portugal. Ese robo no ha sido restituido. Todavía en teología, todo robo es un pecado.

Por haber excluido a los indígenas durante varios siglos del sacerdocio y del episcopado.

Por la compra-venta de esclavos por papas, obispos, sacerdotes y comunidades religiosas y por haber negado a la población negra el acceso al sacerdocio y al episcopado.

Por dejar a las mujeres por fuera del sacerdocio, del episcopado y otras responsabilidades eclesiales y eclesiásticas.

Por oponerse a la autodeterminación de las mujeres en todo lo que tiene que ver con la salud sexual y reproductiva de las mismas y los temas pertinentes.

No es casual que el Vaticano haga causa común con los delegados de los gobiernos conservadores islamistas, en los debates relacionados con las mujeres, y las cuestiones sexuales ,en los espacios de la ONU, para oponerse a los cambios que estos tiempos exigen.

Por la pederastia y por el abuso sexual de niñas y mujeres, de parte de muchos sacerdotes, de cuyas relaciones han nacido hijos e hijas.

Por la cantidad de excomuniones lanzadas de manera injusta, a lo largo de los siglos.

Por la presión religiosa, social y psicológica que ejercen los párrocos y sacerdotes, todavía, contra personas y parejas por su estilo de vida. Por ejemplo, el no respeto a la unión libre, al matrimonio civil, al divorcio…

15. Por la creación del Índice o catálogo de libros prohibidos de leer, es decir, por considerar a los creyentes como personas inmaduras, incapaces de tener juicio personal e individual.

16. Por la negación de las ciencias exactas y el castigo a sus promotores. El caso Galileo como símbolo. En estos años levantan la voz contra investigaciones que tienen que ver con las ciencias biológicas, en el campo humano.

17. Por la elaboración y proclamación del Syllabus, en 1864, texto-catálogo que enumera y condena las llamadas ideas modernistas: democracia, libertad de conciencia, libertad de prensa, libertad de opinión, libertad de expresión, libertad de culto…

18. Por considerarse la poseedora de la verdad, y sentar cátedra sobre todo lo divino y todo lo humano. Se puede hablar de un imperialismo teológico, desde el Vaticano. La autoridad eclesiástica piensa que si no da su punto de vista sobre todas las cosas, la humanidad se va por el mal camino. Y sobre todo cuando este derecho se lo toman el Papa y unos pocos eclesiásticos, en el Vaticano, sin consultar con el conjunto del pueblo de Dios.


También las protestantes

Las iglesias protestantes también tienen responsabilidades históricas por las cuales deben pedir perdón, porque en diferentes cuestiones obraron de la misma manera que la Iglesia Católica. Y también las iglesias evangélicas que aunque recientes, también imponen una teología y unas prohibiciones muy poco evangélicas. Además se inventaron la teología de la prosperidad y la insistencia excesiva y enfermiza en los diezmos y primicias, para acumular riquezas y el milagrismo. Jesús de Nazaret nunca predicó diezmos y primicias, ni para él, ni para los apóstoles. La Iglesia primitiva no acumuló riquezas.


Héctor A. Torres Rojas
Visiones Alternativas

* Héctor A. Torres Rojas, colombiano, es licenciado en teología y sociología. Dirigió dos revistas de circulación nacional e internacional: Solidaridad, Aportes Cristianos para la Liberación (1979-1991) y Utopías, Presencia Cristiana por la Vida (1992-2003).


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