Hay un viejo chiste según el cual Dios, al crear el mundo, dio a los pobladores de todos los países dos rasgos característicos, pero a los peruanos les dio tres: inteligentes, honestos y apristas. Para equilibrar, dispuso que sólo pudieran tener dos a la vez y por eso los peruanos que son honestos y apristas no son inteligentes; los inteligentes y apristas no son honestos; y los honestos e inteligentes definitivamente no pueden ser apristas.
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