Hhumberto Campodónico
Otra Mirada
Las licitaciones para la masificación del gas natural destinado al
consumo domiciliario e industrial en varias Regiones y ciudades del
Norte y del Sur nos dicen a las claras que es necesario que el Estado
peruano pueda decidir sobre el destino de nuestros recursos naturales,
como lo demuestra el caso de Bolivia, que también reseñamos en este
artículo.
Estas licitaciones para las concesiones en las ciudades las realizó
Proinversión en julio del 2013 y, de acuerdo a las bases, los ganadores
debían recibir el gas en octubre del 2015. Debe quedar claro que estas
empresas no producen gas natural, sino que lo reciben del proveedor.
¿Quién es el proveedor? La empresa Perú LNG, que recibe gas del Lote
56 de Camisea y produce Gas Natural Licuado (GNL) en su planta de Pampa
Melchorita (Cañete). Este GNL se lo entrega al comercializador, que es
la empresa Shell. Los camiones cisterna van a Pampa Melchorita a recoger
el GNL para llevarlo hasta los centros de consumo.
Sucede, sin embargo, que estamos a julio del 2016 (10 meses después
de la fecha acordada, octubre del 2015) y el LNG aún no llega a las
ciudades. Los principales perjudicados son los consumidores y, también,
los concesionarios que han realizado ya una parte de la inversión
necesaria para la puesta en marcha de la infraestructura. Veamos.
En julio del 2013 Proinversión licitó la concesión de distribución de
gas natural para Lambayeque, Chiclayo, Pacasmayo, Cajamarca, Trujillo,
Chimbote y Huaraz. La licitación la ganó un consorcio formado por
Promigas (Colombia, 75%) y Surtidora de Gas del Caribe (Colombia, 75%).
El consorcio se ha comprometido a poner 150,137 conexiones domiciliarias
en las 7 ciudades hasta el 2023, con una inversión estimada de US$ 142
millones.
En julio del 2013 Proinversión licitó la concesión para Arequipa,
Moquegua, Ilo y Tacna, que fue ganada por Gas Natural Fenosa (España,
100%). La empresa se comprometió a poner 64,000 conexiones domiciliarias
en las 4 ciudades hasta el 2023, con una inversión estimada de US$ 60
millones.
Para que todo esto sea realidad, PERU LNG debía realizar una
inversión de US$ 15 millones para construir un cargadero en Pampa
Melchorita que permita el llenado de 19,2 millones de pies cúbicos
diarios (mmpcd) de GNL a los camiones cisterna a con una inversión de
US$ 15 millones.
Como se sabe, actualmente PERU LNG – a través del comercializador
Shell- exporta 620 mmpcd de GNL, principalmente a México (el 70%) y el
resto a otros destinos. Por tanto, esta venta de 19 mmpcd de GNL (solo
el 3% de la cantidad exportada) sería la primera venta destinada al
mercado interno.
El compromiso original de PERU LNG era que el cargadero debía estar
listo en octubre del 2015. Esto seguramente fue acordado con
Proinversión antes de julio del 2013, para que se pueda lanzar la
licitación. Pero sucede que PERU LNG ha venido postergando durante meses
la inversión de US$ 15 millones que debía realizar. Primero dijo que la
causa de la demora fue “la contratación de una empresas constructora
que no tenía las espaldas financieras para realizar el proyecto” (El
Comercio, 11/06/2015). En febrero del 2016 dijeron que “no hay ningún
retraso porque no existe un calendario establecido para la entrega de
las instalaciones” (El Comercio, 03/02/2016).
La cuestión es que recién el 15 octubre del 2015, PERU LNG firmó el
acuerdo con Shell para el procesamiento de los 19.2 mmpcd para el
mercado interno (según información de Equilibrium, Clasificadora de
Riesgo, abril 2016). Ocho días después, el 23 de octubre, PERU LNG firmó
con la empresa Cobra Perú un contrato para la ingeniería, diseño y
construcción del cargadero de GNL.
Esto quiere decir que pasaron 27 meses desde la licitación de julio
del 2013 hasta que en octubre del 2015, la empresa PERU LNG decidiera
comenzar a construir el cargadero. En el interín, las empresas que
ganaron la licitación comenzaron la inversión en las ciudades, lo que
causó gran satisfacción en la población, las industrias y los
automovilistas.
Pero los camiones cisterna no llegaron en octubre del 2015. Se dice
ahora que van a llegar en el Primer Trimestre del 2017. ¿Quién paga el
lucro cesante de las empresas concesionarias, que no recibieron el gas?
¿Quién les devuelve a los consumidores el mayor gasto que están
realizando porque tienen que seguir comprando combustibles más caros?
La respuesta es NADIE. Para PERU LNG ese problema no es su
responsabilidad. ¿Por qué? Porque ellos son los dueños de la molécula
del gas. Ellos deciden a quién, dónde y cuándo le venden el gas, si es
que les conviene. Y han hecho caso omiso de las fechas establecidas en
las licitaciones que realiza el Estado a través de sus instituciones.
No sucede lo mismo en Bolivia, donde la estatal YPFB acaba de
anunciar la semana pasada que le va a vender GNL a la empresa peruana
Energigas por un total de 38 toneladas. Energigas tiene camiones
cisterna y va a vender este GNL, sobre todo, a estaciones de servicios
en Puno y otras zonas.(1)
Miren la diferencia: en marzo del 2013 YPFB suscribió un contrato con
Sener y Ros Roca para construir una planta de LNG de 210 TM/día por un
total de US$ 205 millones. Esa planta de LNG boliviana –que alimentará
camiones cisterna- va a complementar todo el Plan de Masificación de GNL
en Bolivia a zonas más alejadas, que ya llega a 2’ 500,000 hogares –de
una población de 10 millones- con una inversión de US$ 800 millones (2).
Esa planta de GNL ya está lista –mientras que el “cargaderito” de Peru
LNG arrastra los pies-. Corolario: ahora Bolivia le vende GLN al Perú.
¿Por qué? Porque el Estado boliviano es el dueño de la molécula y decide
cómo, cuándo y dónde utiliza la molécula. Por eso.
Volvamos al Perú. El caso de Perú-LNG es solo uno de tantos. Está
también la garantía de la oferta de gas para el Gasoducto Sur Peruano. Y
la construcción de un ducto de GLP de Pisco a Lurín para tener
seguridad en el abastecimiento y ya no depender de los buques que lo
llevan al Callao y no pueden entrar por “mareas anómalas” (volveremos
sobre ello en otros artículos).
Esto no debe continuar. Como en Bolivia, el Estado debe decidir sobre
el destino de la molécula del gas de acuerdo a un Plan Energético de
Largo Plazo, en donde se inscriben los cambios en la matriz energética
que necesita el país. Los intereses de los privados no necesariamente
coinciden con ello. Y eso es lo que se demuestra en este caso con las
demoras de PERU LNG (solo uno de muchos). Es el tiempo de la soberanía y
de la puesta en marcha de un verdadero Plan de Masificación Nacional de
consumo de gas natural para que este llegue a millones de hogares, lo
que no sucede ahora. Hay todavía mucho camino que recorrer.
un buen articulo , una buena investigacion
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