viernes, 28 de diciembre de 2012

GROSERÍAS Y GOLLERÍAS DE LOS OTORONGOS

Guillermo Olivera Díaz

La autoría de estas dichas “groserías” es de naturaleza variopinta. Alguien las inventarió y le añadí mis modestas pinceladas, desde el título. ¡Que el lector acucioso agregue muchas más!

La primera gran Grosería es que Ollanta y Nadine no entiendan las sierpes que vienen de atrás, las que prohijó la corrupción, cuyo clímax lo vivimos ya, y son las que siguen.

Grosería es que el salario mínimo de un trabajador sea S/.750.00 y el ingreso de un congresista supere los 40,000 nuevos soles, si contamos los 16 sueldos al año, pudiendo llegar con viáticos de ministro (a) y otras gollerías a más de 50,000 por mes. ¿Distancia sideral, verdad?

Grosería es que un catedrático de universidad –yo lo fui y mi pensión frisa en S/.900.00- o un cirujano de la salud pública ganen menos que el concejal de municipalidad distrital; que un médico especialista civil de un hospital de las fuerzas armadas y policiales gane menos que una secretaria, escogida no sé como, del Congreso o Ministerio.

Grosería es que los parlamentarios se suban sus retribuciones en el porcentaje que les apetezca, siempre por unanimidad, por supuesto, al inicio de legislatura y el MEF no rechista por fondos, como sí lo hace con los jueces, quizá por ser vistos de mala ley.

Grosería es comparar la jubilación de un congresista con la de una viuda de común trabajador.

Grosería es que un ciudadano tenga que trabajar 45 años para percibir una jubilación y a los congresistas les baste sólo un período de 5 años, según el caso, y que los miembros del gobierno para cobrar la pensión máxima sólo necesiten jurar el cargo.

Grosería es colocar en la administración pública a miles de asesores, léase amigotes y amantes, con sueldos que desearían los técnicos más calificados. Que los alcaldes nombren a sus Gerentes (?) sin concurso y así cubrirse y avalar sus movidas.

Grosería es el ingente dinero destinado, por ocultos mecenas, a sostener a los partidos políticos, aprobados por quienes medran y viven de ellos.

Grosería es que a un congresista no se le exija superar una mínima prueba de capacidad para ejercer su cargo (y no digamos intelectual o cultural).

Grosería es el costo que representa para los ciudadanos, sus comidas, coches oficiales, choferes, viajes (siempre en primera clase), gasolina y tarjetas de crédito por doquier. Que después de ser suspendidos por sus malos manejos, retornen a su curul y cobren devengados...Que tal c....

Grosería es que estas señorías congresales tengan casi cinco meses de vacaciones al año cuando no están en las llamadas legislaturas ordinarias; extraordinarias, nunca las hay. Cuando cesan en el cargo tengan un mullido colchón de contante y sonante.

Grosería es que se utilice a diario a los canales de televisión, estaciones de radio y periódicos para publicitarlos, encubrirlos y engañar que solo representan un costo mínimo para el bolsillo de los ciudadanos.

Grosería es que nos oculten sus privilegios y se hable de política social, derechos humanos, inclusión social y descentralización si todo se decide en Lima.

Grosería es que no se cultive valores con la prédica y el ejemplo en los jóvenes profesionales, la dignificación del trabajo y el estudio concienzudo y más bien la viveza criolla, el burdo tráfico de influencias, la cultura del compadrazgo o vara, para acceder a mejores condiciones laborales, sociales, profesionales y económicas.

Lima, 28 de diciembre del 2012.

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