miércoles, 15 de enero de 2014

COLUMNISTA CHILENA: INCUMPLIR EL FALLO ES ILEGAL E IMPROPIO

Columnista chilena rechaza que se pueda condicionar cumplimiento del fallo, pues incumplirlo es ilegal e impropio.

Antes de La Haya: calma y tiza

Sugerir que sólo con sentencia en mano Chile decidirá si le da cumplimiento es desafiar por anticipado la legalidad, lo que no está a la altura de nuestras responsabilidades. Incumplir un fallo de la CIJ es un ilícito en sí mismo, y sería muy impropio de un país que integra el Consejo de Seguridad.


A medida que se acerca la fecha del fallo de la Corte Internacional de Justicia en el caso Perú-Chile, el tono negativo de las especulaciones respecto del resultado se acrecienta. Lejanos parecen los días de los alegatos, hace sólo un año, cuando todo el país, con sentimiento triunfal, pudo apreciar en vivo la formalidad y seriedad del funcionamiento de la corte, la calidad de nuestros abogados defensores, el peso de sus argumentos jurídicos, y la copiosa evidencia factual que sustenta nuestra posición a través de varias décadas. En la frágil memoria colectiva, todo eso ha pasado al olvido, para dar paso al nerviosismo.

En los últimos días, connotadas figuras políticas han reiterado que sólo se aceptará un fallo en derecho; y que, en todo caso, emitida la sentencia, Chile tendrá que evaluar si la cumple o no. Tales pronunciamientos, que pueden ser bienintencionados, revelan que estos altos personeros no han tenido, lamentablemente, la mejor asesoría para referirse a estas materias.

En primer lugar, la Corte Internacional de Justicia es el órgano judicial principal de las Naciones Unidas. A diferencia de un tribunal ad hoc, creado sólo para juzgar un caso particular e integrado por árbitros de cuya experiencia pudiera dudarse, aquí se trata de una institución permanente, que en los últimos 70 años ha tenido a su cargo 156 disputas entre Estados, con cumplimiento casi unánime de sus fallos.

Eminentes juristas de distinta nacionalidad y garantizada imparcialidad conforman, no una institución vetusta a la que los Estados rara vez recurren, sino una cuyo prestigio continúa creciendo.

Hoy está más ocupada que nunca, resolviendo 11 casos a la vez. Y a diferencia de lo que hemos escuchado en Chile, esta corte -como todo alto tribunal que se precie de tal- resuelve en derecho siempre.

La posibilidad de fallar en equidad más allá del derecho sólo existe si las partes así la han facultado: cosa que no ha sucedido en Perú vs. Chile. Sostener lo contrario es simplemente ignorar de qué corte hablamos y cuál ha sido su trayectoria.

Por supuesto, en todo juicio ambas partes dirán que tienen toda la razón. Pero si la Suprema dice que el derecho es Y y la parte sostenía que es Z, rara vez la Suprema será la equivocada.

Por otro lado, sugerir que sólo con sentencia en mano Chile decidirá si le da cumplimiento es desafiar por anticipado la legalidad, lo que no está a la altura de nuestras responsabilidades en la comunidad internacional. Incumplir un fallo de la Corte Internacional de Justicia es un ilícito en sí mismo.

Nuestra obligación de acatar no emana de nuestra conformidad con lo decidido, sino de nuestra membresía de la ONU. Chile, integrante del Consejo de Seguridad de la organización, vela porque otros Estados respeten sus obligaciones. Más que nunca, entonces, debemos cumplir las propias.

En un país serio, el oportunismo disfrazado de preocupación por el interés nacional no debe prevalecer sobre la cordura. En estos días de espera, corresponde cuidar la retórica. Es el momento de guardar compostura, como hicimos en los salones de la corte durante los alegatos, y acallar el ruido de rumores infundados. Y aplicar calma y tiza.


Paz Zárate
Internacionalista
Diario La Tercera de Chile

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