martes, 28 de enero de 2014

CHILE VUELVE A LAS ANDADAS

Alfredo Moreno, ministro de Relaciones Exteriores de Chile. Foto: Reuters.

La táctica de la dilación en la soluciòn de los probloemas limítrofes le redituó a Chile magníficos dividendos en el caso de Arica. Es por eso que no dejarán de usarla con el fallo de La Haya. Para ellos es vital no solucionar completamente los problemas pendientes, pues así tienen el pretexto para seguir armándose y despilfarrar miles de millones de dólares en material bélico, dinero que podría acabar con la pobreza, las enfermedades y la ignorancia en el país sureño.

Yerran, entonces, quienes creen que con el fallo de La Haya las dos naciones iniciarán una etapa idílica en sus relaciones. Como no pueden poner en tela de juicio la sentencia de La Haya, por ser obligatoria e inapelable, los militares guerreristas del Mapocho han creado un novísimo problema con el Perú: pretenden apropiarse del triángulo terrestre, desconociendo flagrantemente el Tratado de 1929. Este caso se suma al conflicto sobre la no operatividad del muelle peruano de Arica, el funcionamiento del tren Tacna-Arica, el caso del Chinchorro, etc. La polìtica del avestruz, seguida por nuestros gobernantes, ha permitido a Chile soslayar estos conflictos. Los chilenos confían en que, con el paso del tiempo, todo quedará en su poder

Pero esta política de Chile de no cerrar para siempre las heridas del 79 tiene una explicación más profunda. Para la clase gobernante chilena, la doctrina de Diego Portales sigue vigente hoy más que nunca. Este ministro, destructor de la Confederaciòn Perú- boliviana, pensaba que la supervivencia de Chile como nación suponìa necesariamente la total destrucción y aniquilamiento de su vecino del Norte.. Siguiendo esta doctrina, en la Guerra del Salitre, Chile llevó sus armas hasta Lima y el norte del Perú, destruyendo cuanta obra de infraestructura encontraran, asegurándose así que nuestro país quedara postrado para siempre y que jamás llegara a recuperarse ni alcanzar el desarrollo.La consigna de los chilenos es y será: " Al Norte, siempre al Norte". Solo nuestros gobernantes, generales y almirantes no quieren ver esa realidad y , como el avestruz, esconden - agachan - la cabeza ante el peligro chileno, creyendo que así nuestros "hermanos" sureños recapacitarán y buscarán que expandirse hacia otra dirección, cuando su espacio vital se agote. Vana esperanza, puesto que los discípulos de Portales y Pinochet jamás olvidarán sus enseñanzas. Solo se detendrán y temblarán ante un Perú fuertemente armado, como en el periodo de Velasco.

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