"Hay que
conocer el pasado para vivir el presente y proyectar un futuro"
Los invito a leer un
artículo de un matutino de Chile sobre la desclasificación de
documentos secretos sobre el conflicto Malvinas. En palabras del entonces
Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile General FACH Fernando
Matthei
Hace unos
días, en el marco del cuarto encuentro de gabinete nacional que reunió a
10 ministros chilenos y 13 argentinos, el canciller Alfredo Moreno, reiteró el
"deseo" del Gobierno de Chile que Argentina recupere la soberanía
sobre las islas Malvinas. Ambos episodios muestran la imperiosa necesidad de
mantener impecables relaciones con los países vecinos.
Eso no es así, claramente, en
el caso de las relaciones con Bolivia, como no lo fue durante la guerra entre
Argentina y Gran Bretaña, por las islas Malvinas, en 1982. El siguiente
memorándum, redactado por el ex Comandante en Jefe de la FACh, Fernando
Matthei, y desclasificado por José Piñera, representa una confesión de parte.
Lo involucrado que estuvo Chile en el apoyo a Gran Bretaña. Es de esperar que
jamás vuelva a suceder cosa semejante. A modo de postdata, cabe consignar que
el enlace con la Real Fuerza Aérea Sidney Edwards, fue condenado con
posterioridad, por haber participado en la ilegal exportación de armas a
Croacia, en 1994.
En los primeros días de Abril
de 1982, poco después de la invasión argentina a las Islas Falkland, el Jefe de
Inteligencia de la Fuerza Aérea de Chile me informó que un Comandante de Ala de
la Real Fuerza Aérea (RFA) de Gran Bretaña había llegado a Chile con un mensaje
personal del Jefe del Estado Mayor de la RFA y requería una reunión inmediata.
Lo recibí inmediatamente. Era el Comandante de Ala Sidney Edwards, quien me
presentó de inmediato sus credenciales y me preguntó si estaría dispuesto a
colaborar con Inglaterra en ese momento crítico. Ellos requerían ayuda,
principalmente, en temas de inteligencia.
Como nunca habían
considerado a Argentina como enemigo potencial, carecían de información de
inteligencia sobre dicho país. También me señaló que tenía poderes suficientes
para negociar directamente cualquier requerimiento urgente de aviones,
repuestos u otro equipamiento que la Fuerza Aérea chilena necesitara, con el
objeto de fortalecer nuestras defensas ante la amenaza Argentina. Además, me
señaló que deberíamos evitar los canales diplomáticos. Y me especificó que ni
el Embajador británico ni el Agregado de Defensa tenían conocimiento alguno de
él y su misión. Le señalé que antes de comprometer nada, tenía que, por cierto,
conversar el tema con el General Pinochet y obtener su beneplácito respecto del
tema.
Conversé con el General
Pinochet quien no se sorprendió en absoluto del requerimiento Británico. Lo
analizamos cuidadosamente y reflexionamos sobre sus posibles consecuencias. El
autorizó la cooperación con la condición que bajo ninguna circunstancia los
ingleses podrían montar ninguna operación contra Argentina que utilizara
territorio chileno. En esa reunión no estaba presente ninguna otra persona. Nuestro
equipo de inteligencia le dio un completo informe al Comandante Edwards sobre
la Fuerza Aérea Argentina. Le dimos libre acceso a nuestro centro de
operaciones en Punta Arenas, donde nosotros monitoreábamos todas las
operaciones de la Fuerza Aérea Argentina con nuestro radar de largo alcance y
nuestro equipo de comunicaciones basado en tierra. El Comandante Edwards
portaba una radio con comunicación satelital directa al Comando de la Fuerza
Británica. Durante Abril de 1982, trabajamos mano a mano con los
ingleses.
Un avión Nimrod de la RFA voló
a Chile para efectuar misiones electrónicas y de comunicaciones de mutuo
beneficio. Como voló sobre territorio chileno, consideré que no estábamos
violando la condición impuesta por el General Pinochet de no utilizar suelo
chileno. La RFA embarcó también a Chile seis aviones Hawker Hunter desarmados
abordo de un avión aerotransportado C-130. Otro C-130 trajo un radar militar de
largo alcance que nosotros instalamos, de acuerdo con los ingleses, en frente
de Comodoro Rivadavia. Me gustaría señalar que los aviones C-130 volaron vía
Tahití e Isla de Pascua, ya que en ese momento ningún país sudamericano
permitiría que aviones británicos sobrevolaran su territorio.
No debemos
olvidar que Chile fue el único país de América Latina que no apoyó a Argentina
en la guerra contra el Reino Unido y que, en ese momento, el presidente de
Chile era el General Augusto Pinochet. Así, cuando la Fuerza de ataque
británica llegó a las aguas australes, todo estaba funcionando correctamente.
Cuando el 1° de mayo los
británicos atacaron, nosotros fuimos capaces de proveer al Comandante de la
Fuerza de Ataque con información, minuto a minuto, de la reacción Argentina.
Éramos capaces de detectar los aviones argentinos al momento que despegaban y
monitorear su vuelo y sus comunicaciones, ya que transmitían con voz clara.
Seguimos la ruta de los aviones hasta 80 kilómetros mar adentro. De esta forma,
la Fuerza de Ataque británica estaba tempranamente advertida de los ataques
argentinos y, así, eran capaces de preparar sus defensas y poner en vuelo a sus
aviones para interceptarlos.
Fui informado inmediatamente
de todas las operaciones que se llevaban a cabo y pude seguirlas desde mi
oficina. Toda información importante la entregué al General Pinochet. El
constantemente revisaba lo que estábamos haciendo y estaba muy interesado en lo
que estaba ocurriendo. El único yerro que tuvimos fue cuando un helicóptero
británico que transportaba a fuerzas comando, aterrizaron de emergencia en
territorio chileno a pocos kilómetros de Punta Arenas. Nosotros desconocíamos
esta operación y como violaba uno de los principios que habíamos establecido,
tuvimos una fuerte discusión con el Comandante Edwards quien prometió que esto
no volvería a ocurrir más. Mientras se incendiaban los restos del helicóptero,
todos en Punta Arenas y, después en Argentina, se enteraron del caso del
misterioso helicóptero. Inmediatamente informé al General Pinochet. El me dio
las instrucciones pertinentes en orden a negar cualquier conocimiento por parte
de Chile sobre este incidente a nuestro propio Ministro de Relaciones
Exteriores y se me dejó en libertad de acción para ayudar a la tripulación
inglesa a salir de Chile.
A través de sus propios
canales de radio, se le ordenó a la tripulación inglesa entregarse a una
instalación claramente especificada de la Fuerza Aérea chilena. Desde allí los
embarcamos en un vuelo comercial con destino a Inglaterra. Me gustaría
mencionar otro evento de importantes consecuencias.
El
8 de junio, casi al final de la guerra de las Falkland, dos barcos de
transporte, "Sir Gallahad" y "Sir Tristam" fueron atacados
y destruidos por bombarderos argentinos con gran pérdida de vidas. Ese día,
después de varios meses de operación continua, nuestro radar de largo alcance
había sido apagado para efectuarle una mantención indispensable. Uno sólo puede
especular cómo le habría ido a la Fuerza británica si no hubiera dispuesto de
los avisos, con media hora de antelación, provistos por la inteligencia chilena
respecto de los ataques argentinos.
Para terminar, quisiera
señalar que esta cooperación no ha sido nunca mencionada antes y no hubiera
sido nunca mencionada si no hubiera sido por la injusta situación en que se
encuentra el General Pinochet en el Reino Unido. Un país que él ayudó en un
momento de necesidad y cuando ningún otro país de América Latina estaba
dispuesto a hacer nada a favor del Reino Unido.
Fernando Matthei Aubel General
ex Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea de Chile 25 de Marzo, 1999.
A pesar de estas contundentes pruebas, existen peruanos ingenuos que creen en la neutralidad de los países europeos y de USA en el caso de un conflicto entre el vecino del sur y Perú. Inglaterra tiene una inmensa deuda bélica que pagar a Chile. Es por eso que los mapochinos están envalentonados y siguen con sus bravuconadas. ¿Y quién nos ayudará a nosotros en caso se desate un conflicto ?
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