jueves, 1 de octubre de 2015

VELASCO: LOS JÓVENES DEBEN SABER LA VERDAD

Por Víctor Oliva Miguel 
 
  Han pasado 33 años del inicio de uno de los acontecimientos más importantes de nuestra historia republicana, y 24 años de la muerte del General Juan Velasco Alvarado. Tiempo suficiente para enjuiciar desapasionadamente al hombre y su obra. Ni satanización ni sacralización para analizar este proceso político sui géneris. 

La Revolución Nacionalista de las Fuerzas Armadas del Perú fue un proceso autónomo que se desarrolló institucionalmente para transformar el sistema político, económico y social del país y cancelar nuestra condición de sociedad subdesarrollada, oligárquica y sometida a los intereses del imperialismo y construir una democracia social participativa. 

Este proceso político se definió como nacionalista e independiente , y doctrinariamente como un humanismo revolucionario de clara oposición a los diversos sistemas de explotación social. 

La primera y radical medida revolucionaria fue la recuperación del petróleo de la Brea y Pariñas de manos de la International Petroleum Company (IPC), que explotaba estos yacimientos y pretendía la propiedad del suelo y subsuelo del área de Talara. EEUU amenazó con aplicar la famosa "Enmienda Hickenlooper", que cortaba toda ayuda económica y militar, lo que no llegó a efectuarse porque Nixon retrocedió ante la firmeza del General Velasco y el rechazo de todos los países latinoamericanos y su solidaridad con el Perú. 

La segunda razón para la satanización fue la Reforma Agraria. El verdadero poder de la oligarquía peruana estaba en la propiedad agraria, mediante la cual ejercían una influencia decisiva desde el punto de vista político, financiero y económico. Con la Reforma Agraria iniciada el 24 de junio de 1969, al tomarse los complejos agroindustriales para formar cooperativas agrarias con sus trabajadores, se dio un golpe de muerte al gran latifundio y se "rompió el espinazo" a la oligarquía peruana y a la explotación inhumana de los campesinos. Esta oligarquía ponía y sacaba gobiernos. 

En aras de la verdad histórica creemos un deber explicar lo siguiente: 

- De acuerdo con el Decreto Ley 20681 de fecha 23 de julio de 1974, fueron expropiados (no estatizados ni confiscados) para su posterior socialización los diarios de distribución nacional. Durante un año los diarios expropiados fueron administrados por personas designadas por el gobierno y en forma temporal en espera del Reglamento respectivo. Este Reglamento se publicó oficialmente el 24 de julio de 1975 con la denominación de "Reglamento de las Asociaciones Civiles", o sea las nuevas entidades propietarias de los diarios de distribución nacional. Las Asociaciones Civiles estarían constituidas por una Junta General integrada por 30 delegados elegidos por los respectivos sectores organizados; y un Consejo Directivo compuesto por 7 representantes del sector (elegidos por la Junta General). Además deberían integrar el Consejo Directivo el Director del diario y 3 representantes de la Comunidad Laboral. 

Lamentablemente, un mes después de la expedición del Reglamento, 29 de agosto de 1975, se produjo el relevo del General Velasco y asumió el mando el General Morales Bermúdez, quien jamás aplicó el Reglamento expedido. El proyecto quedó trunco, pues se desvirtuó su propósito original e inédito de que los diarios pasaran a manos de la sociedad civil. 

La cuarta razón para la injusta satanización se refiere al aspecto económico y financiero realizado durante el período 1968-1975. 

Es absolutamente indispensable que se conozca y se lea el libro titulado "La Revolución de Velasco en cifras" del General Amílcar Vargas Gavilano, que fue ministro de Economía y Finanzas en ese período. Este libro tiene un especial valor probatorio ante la historia. 

Ofrecemos estas reflexiones con motivo de haberse cumplido hace poco el vigésimo cuarto aniversario de la muerte del General Juan Velasco Alvarado, conductor y líder indiscutible de la Revolución nacionalista de las Fuerzas Armadas en el período 1968-1975. Las reformas realizadas vislumbraron las bases de una justicia social, creadora y auténtica que los socialistas peruanos tenemos el ineludible compromiso y deber de continuarlas.

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