No existen medios de comunicación "independiente", la "neutralidad", sólo es aparente, también irremisiblemente tiene una posición... cuando la "neutralidad e independencia mediática" se ejerce en el contexto de un régimen opresor, entonces la posición de ese medio, será la de servir a la opresión. Los medios de comunicación que creen tener una posición neutral e independiente, con su silencio o "disimulo" sobre los hechos que ocurren, asumen actitudes de "complicidad" al esconder, distorcionar, mentir y contribuir en la fabricación de "cortinas de humo" para enmascarar la triste "realidad que nos golpea en la cara".
La mayoría de sus operadores mediáticos, son alumnos del trístemente célebre Paul Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler, siniestro personaje conocido por su frase "miente, miente, miente que algo queda" Los auténticos periodistas no son los que se sientan detrás de un reluciente escritorio a recibir reportes de otros y escribir, mientras se tapan los ojos y oídos ante el trinar de los cañones o ante el dolor del pueblo. Los auténticos periodistas son los que, describiendo la cruda realidad social, económica, política, cultural, espiritual y ecológica que impera, asumen una posición éticamente de defensa de los intereses de los oprimidos.
Podemos decir que existen sólo dos tipos de periodistas y de medios de comunicación, los que se identifican con los oprimidos y sus luchas y constituyen el periodismo de liberación y por el otro lado, aquellos que se identifican con el orden criminal imperante, denominados periodistas de la opresión, los que creen y "alusinan" identificarse como "independientes", sólo demuestran anemia intelectual y ética y constituyen, conciente o inconcientemente, una posición de periodistas de la opresión vergonzante o encubierta, pues la neutralidad sirve al régimen de turno. La mayoría de operadores de la comunicación saben que las "posiciones mediáticas" tienen un precio para los grupos de poder económico. "Todos cobran" por asumir determinadas posiciones o desarrollar algún "trabajo periodístico" (reportajes); hasta el "silencio" tiene su "precio". Por eso decimos que no existe periodista ni medio neutral o independiente, pues la neutralidad "paga" y los grupos al servicio de "los amos del mundo" saben muy bien, que la "independencia" también cuesta mucho. Nunca olvidemos que, en la labor periodística, "el silencio es cómplice".
La mayoría de sus operadores mediáticos, son alumnos del trístemente célebre Paul Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Hitler, siniestro personaje conocido por su frase "miente, miente, miente que algo queda" Los auténticos periodistas no son los que se sientan detrás de un reluciente escritorio a recibir reportes de otros y escribir, mientras se tapan los ojos y oídos ante el trinar de los cañones o ante el dolor del pueblo. Los auténticos periodistas son los que, describiendo la cruda realidad social, económica, política, cultural, espiritual y ecológica que impera, asumen una posición éticamente de defensa de los intereses de los oprimidos.
Podemos decir que existen sólo dos tipos de periodistas y de medios de comunicación, los que se identifican con los oprimidos y sus luchas y constituyen el periodismo de liberación y por el otro lado, aquellos que se identifican con el orden criminal imperante, denominados periodistas de la opresión, los que creen y "alusinan" identificarse como "independientes", sólo demuestran anemia intelectual y ética y constituyen, conciente o inconcientemente, una posición de periodistas de la opresión vergonzante o encubierta, pues la neutralidad sirve al régimen de turno. La mayoría de operadores de la comunicación saben que las "posiciones mediáticas" tienen un precio para los grupos de poder económico. "Todos cobran" por asumir determinadas posiciones o desarrollar algún "trabajo periodístico" (reportajes); hasta el "silencio" tiene su "precio". Por eso decimos que no existe periodista ni medio neutral o independiente, pues la neutralidad "paga" y los grupos al servicio de "los amos del mundo" saben muy bien, que la "independencia" también cuesta mucho. Nunca olvidemos que, en la labor periodística, "el silencio es cómplice".
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