Cuando la percepción pesa más que la realidad
Por José López Ricci
La importancia que se otorga a las obras de una autoridad electa parece
ser un factor decisivo en las preferencias electorales de los limeños,
algo seguramente extensivo a todos los peruanos. Las obras son el mejor
activo al que está apelando Castañeda. Es más, su principal slogan es:
“para que vuelvan las obras”. En cambio, la imagen endosada a Villarán
es que ha hecho poco o nada de obra en los casi cuatro años de gestión,
incluso algunos sólo le reconocen que después de la revocatoria “recién
se puso a trabajar”.
Pero, ¿cuánto hay de percepción y de realidad en este posicionamiento
predominante en la opinión pública y de los limeños? Para dilucidarlo
con objetividad y fundamento, debemos recurrir a las fuentes oficiales
del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), ente rector del presupuesto
público, en particular respecto a la información presupuestal que
organiza y monitorea regularmente el Sistema Nacional de Inversión
Pública (el ‘temido’ SNIP), de los distintos niveles de gobierno
(nacional, regional y local).
La medición de lo ejecutado es sobre el Presupuesto Institucional
Modificado [1] de inversiones y no sobre el gasto corriente [2]. Aquí
nos referiremos a la inversión pública, es decir, aquella destinada a
mejorar las capacidades en la prestación oportuna y eficaz de servicios
públicos dirigidos a mejorar la calidad de vida de la población de la
jurisdicción de una entidad pública, en eset caso, la Municipalidad de
Lima. En resumen: hablaremos del nivel de ejecución del presupuesto de
inversión de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML), para saber
cuánto de lo programado presupuestalmente se ha concretado; en otras
palabras, cuántos PIP (léase obras) han ejecutado anualmente tanto
Castañeda como Villarán en sus respectivos periodos de gobierno.
Antes de comentar la data de la versión amigable del SNIP -que es de
acceso abierto para cualquier vecino interesado con acceso a internet-
convengamos que la comparación de las gestiones de Castañeda y Villarán
se debería realizar en igualdad de condiciones, cotejando los primeros
cuatro años del ex alcalde con los cuatro años por concluir de la actual
Alcaldesa. Es la línea de base de ambos candidatos. Si bien puede ser
un recurso publicitario válido el de presentar lo realizado en 8 años
(dos periodos de gestión continua), no es equitativo comparar los mismos
con lo realizado por quien está concluyendo su primer periodo de
gobierno.
De acuerdo a la información oficial recogida, y contraviniendo la
percepción predominante establecida, la gestión de Villarán al frente de
la MML tiene un mayor nivel de ejecución de obras que el primer periodo
de Castañeda. Del 2003 al 2006 se ejecutó el 42.5% del total de
presupuesto de inversiones programado, mientras que del 2011 al 2014 se
registra un promedio de ejecución del 65.2%. Promedio de Villarán que
incluso es mayor que el 63.0% del segundo período de Castañeda
(2007-2010).
Incremento significativo del volumen
presupuestal en los años 2009 (70.4%) y 2010 (89%). En esos años, la
MML recibió transferencias importantes del gobierno nacional por “bonos
soberanos” aprobados por el Decreto de Urgencia 040-2009, destinados a
todos los gobiernos regionales (¿se acuerdan del llamado ‘shock de
inversiones’ de Alan García ante ingresos fiscales nunca antes vistos
vía canon y regalías de las industrias extractivas?).
La MML con Castañeda de Alcalde, y en muy buenas migas con García, fue
el pliego que recibió el mayor presupuesto (cerca de 231 millones de
soles) en razón de los eventos internacionales que se realizaron en
nuestra capital por ese entonces. Pero, a su vez, tiene niveles muy
bajos de ejecución como la de los años 2003 (37.5%), su primer año de
gestión, y el 2007 (37.8%), con cinco años de gestión. Promedios que los
colocaron en los tramos más bajos del tercio inferior de los niveles de
ejecución entre los 3 niveles de gobierno en sus respectivos años.
En términos absolutos, el primer período de gobierno de Castañeda
ejecutó 553 millones de soles, mientras que Villarán ha ejecutado 1,403
millones de soles (proyección a diciembre 2014). La actual Alcaldesa
ejecutó un volumen presupuestal dos veces y medio mayor que ex Alcalde.
La mayor eficacia del nivel de ejecución de la gestión de Villarán,
además, se produce en un contexto donde el volumen presupuestal de la
MML ha crecido considerablemente no por transferencias del gobierno
nacional, que fue el caso de los años 2009 y 2010 por la coyuntura
especial de los “bonos soberanos”, sino por la mayor recaudación
tributaria a través del Servicio de Administración Tributaria de Lima
(SAT). Tenemos entonces, para concluir, que con Villarán se ha ejecutado
más inversión pública, es decir gasto en obras para la ciudad, que con
Castañeda. Para constatarlo, no es un necesario contar con una lupa como
aducen desafiantes los seguidores del ex Alcalde, baste buscar la
información oficial.
En dos periodos de gobierno, ocho años, se tiene el tiempo suficiente y
las capacidades institucionales fortalecidas para concretar sus
principales obras o resultados.
Sobre todo si de PIP se trata, ya que pasar de la idea a su ejecución
–según los propios especialistas del MEF– dura entre 3 a 4 años.
Castañeda se precia de haber construido 3 mil escaleras, varios
intercambios viales (Habich, Colonial-Universitaria,
Venezuela-Universitaria, dos en Puente Piedra), la vía expresa y 6 by
pass en Grau, la ampliación de Acho, el Parque de las Aguas, los clubes
(Parques zonales), hospitales SISOL, el metropolitano, el Teatro
Municipal. ¿Cuánto de esta obra importante construyó en sus primeros 4
años? En su gran mayoría lo pudo concretar en se segundo periodo de
gobierno.
La gestión de Villarán tiene en cartera un paquete de grandes
inversiones privadas, casi todos con contratos cerrados u otros por
cerrar, de más de 13 mil millones de soles que de lejos superaría los
cerca de 1,500 millones de soles que Castañeda pudo gestionar en sus
ocho años como Alcalde. Además hay un número importante de PIP en
expedientes técnicos y viabilizados, muy superior al banco de proyectos
que recibió Villarán en el 2011, para iniciar su gestión.
A la luz de la información oficial sabe a leyenda urbana, arbitraria e
injusta por lo que constatamos, la percepción de Castañeda “gran
ejecutor de obras” y la de Villarán “ineficiente, cero obras”. ¿Cuáles
son las razones y las circunstancias que explican esta gran disociación
entre la realidad y las imágenes que envuelven a uno como a otra
autoridad? Intentar responderla ya es materia de otro análisis y para
otro artículo.
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