viernes, 18 de diciembre de 2009

EL PERU A LA COLA DE LA REGION


Por: Sinesio López Jiménez

La imagen positiva, triunfante y avasalladora del Perú que García nos vende machaconamente todos los días se evapora como una pompa de jabón con el Informe del Latinobarómetro del 2009 que encuesta a 18 países de AL. En la evaluación que hacen los ciudadanos de cada país de sus respectivas democracias y economías el Perú disputa la cola.

Se trata, desde luego, de las percepciones y las valoraciones sobre las realidades y no de las realidades mismas. Entre unas y otras median la experiencia, la memoria, la educación, la cultura política de los encuestados. Estas mediaciones constituyen una especie de lentes para mirar la realidad. ¿Son diferentes los lentes con los que los ciudadanos de cada país de AL evalúan sus respectivas democracias y economías? Mi hipótesis es que, salvo pequeñas variaciones, ellos son parecidos. Esta semejanza permite comprender mejor las diferencias de los países de AL en una perspectiva de política comparada.

En este primer análisis toco sólo algunos aspectos sobre la democracia en AL. Es aleccionadora la condena masiva (en Honduras mismo y en AL) del golpe y de los golpistas. Sin embargo, algunos países (Ecuador, Brasil, Venezuela, Guatemala, México) se sienten, en grados variables, vulnerables y propensos a regresiones autoritarias. Vista como ideal normativo, la valoración de la democracia retrocede en algunos países de AL (Colombia, Costa Rica, Perú, Nicaragua, Argentina, Ecuador, México), pero en otros avanza en forma sorprendente (16% en El Salvador y Venezuela, 12% en Bolivia y Brasil y 6% en Chile). El informe del Latinobarómetro se siente sorprendido y atribuye en forma discutible el incremento a la ideología (¿?) de los encuestados bajo los gobiernos de izquierda. Es probable que la explicación esté más bien por la mayor valoración que hacen estos gobiernos de los derechos económicos y sociales.

Sorprende también la evaluación del grado de democracia de los países. Más de un tercio de los uruguayos (46%), costarricenses (38%), venezolanos (36%), panameños (33%), chilenos (30%) opina que su respectivo país es totalmente democrático. En el polo opuesto, sólo el 5% de los paraguayos, el 8% de los bolivianos y 9% de los peruanos cree lo mismo. Son los sectores más educados (y probablemente de los estratos medios y altos) los que valoran más la democracia en términos normativos. En algunos países (Perú, Brasil, Ecuador Colombia, Guatemala) menos del 50% cree que sin Parlamento y sin partidos no hay democracia, pero en otros (Uruguay, Venezuela, Argentina) esa creencia se empina a más del 70%. Más del 50% de los latinoamericanos piensa que la democracia ofrece garantías a los derechos civiles y políticos, pero menos del 50% cree que ella ofrece garantías a los derechos económicos y sociales.

El desempeño de los gobiernos democráticos ha ido mejorando poco a poco luego de la crisis asiática (2003-2004), pero sorprende la percepción de mejora (de 37% a 44%) en el 2009, año de la mayor crisis del capitalismo de las últimas décadas. Esto tiene que ver probablemente con el buen manejo de la crisis por algunos gobiernos. No todos los países están satisfechos, sin embargo, con la democracia. En algunos (Uruguay, Costa Rica, Panamá, El Salvador, R. Dominicana, Chile, Bolivia, Venezuela y Brasil) más del 50% está satisfecho con su democracia. En el resto de países, menos del 44% lo está.

El Perú es el menos satisfecho de todos con el 22%. La explicación de esta insatisfacción se encuentra en el sentido social de las políticas públicas que despliegan los gobiernos. En Uruguay, por ejemplo, el 58% cree que “se gobierna para todo el pueblo”. En contraste, menos del 15% de los peruanos, los dominicanos y los argentinos cree que sus gobiernos hagan lo mismo. La insatisfacción se incrementa cuando los ciudadanos piensan que la corrupción sigue victoriosa (Honduras, Guatemala, Perú, Argentina).

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