lunes, 30 de abril de 2012

LOS QUE LUCRAN CON VRAE

Hay muchos intereses en juego en el VRAE. Si desaparecieran para siempre SL y el narcotráfico en esa zona, ocurriría lo siguiente:
1. Estados Unidos tendría que retirar sus bases militares y sus proyectos de apoderarse de la Amazonía, principal reserva mundial de agua dulce del planeta.
2. El gobierno peruano dejaría de destinar millones de soles para la lucha contra SL y el narcotráfico en esa zona, lo que no conviene a aquellos altos funcionarios que aprovechan de gran parte de esos recursos para su beneficio propio, robando al Estado.
3. Los generales y altos jefes militares tendrían que retirarse a sus cuarteles de invierno y dejarían de lucrar con el narcotráfico y el presupuesto de los operativos militares.
4. La DBA y sus empresarios periodísticos ya no podrían utilizar el cuco del terrorismo y el narcotráfico para atemorizar a la poblaciòn cada vez que sea necesario, como un psicosocial que distrae a la opinión pública de los graves problemas de la Naciòn, como el caso Conga, Telefónica, Camisea, Petroperú, la corrupción, la megacomisión y sus investigaciones a Alan García, etc., etc.
5. Ollanta Humala enfrentaría el serio problema de dar ocupaciòn y cultivos alternativos a los miles de excocaleros del VRAE, lo que exigiría ingentes cantidades de dinero, causando agudos dolores de cabeza al Ministro de Economía, provocando, tal vez, su renuncia.
6. Finalmente, los jueces, fiscales y abogados dejarían de percibir millones de soles de parte de los grandes capos del narcotráfico, pues ya no tendrían a quien coimear ni extorsionar.

Como podemos ver, el asunto es muy complicado, puesto que ninguno de estos actores en el drama de VRAE renunciará a sus apetitos crematìsticos, ya que la filosofía fujimontesinista sigue rigiendo su accionar diario: Ganar y acumular dinero a como dé lugar, porque con él se puede comprar absolutamente todo y vivir a cuerpo de rey. He ahí la razón por la que VRAE y su problemática persistirán y trascenderán el gobierno de Ollanta. A no ser que un auténtico régimen popular llegue al poder.

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