El prestigio y la reputaciòn de César Lévano se han construido durante más de 80 años y ningún aprista corrupto va a tratar de mellarlos a estas alturas. Badajos cree que Lévano es como los periodistas reciclados que ayer fueron belaundistas, luego fujimoristas, después apristas y hoy vuelven a respirar su fujimorismo por todos los poros. Todos ellos, obedeciendo órdenes de Roque Benavides, Dionisio Romero y otros tagarotes, están tratando de arrinconar al Presidente, en una tenaz y desenfrenada campaña de demoliciòn contra sus ministros y congresistas.
Para ello usan la táctica de invitarlos a una entrevista, que en el set de TV se convierte en una emboscada periodìstica y un cargamontón. El entrevistado se ve, entonces, acosado por tres atacantes que le preguntan todos a la vez, no le dejan contestar, vuelven a repreguntar, lo interrumpen, etc. Así apabullaron al balbuceante Rimarachín entre Beto Ortiz y Cecilia Chacón - sí, la misma que pasaba noches íntegras con Fujimori en la DIROES y hoy despotrica a voz en cuello contra las "gollerías" de Antauro-. Cuando Rimarachín trató de reaccionar, pidieron el auxilio de la Cuculiza, quien por telèfono acabó por zarandear al pobre defensor del agua de su tierra. Y, confirmando nuestros temores, también Claudia Cisneros empieza a utilizar este método de "entrevista". Junto a Jaime Chincha invitan un día a la abogada de Antauro, Dra. Huidobro, sin prevenirle de que, no solo tendría que enfrentar a los dos locutores, sino que también habían buscado al padre de uno de los policìas muertos en Andahuaylas, convenientemente preparado y posiblemente bien "aceitado".
Como era de esperarse, la entrevista se convirtió en un pandemonium ininteligible para los televidentes, aunque la abogada se defendió con documentos y pruebas contra el fuego cruzado de sus tres implacables y feroces enemigos. Hoy repitieron el plato con el timorato "vocero" de Gana Perú, Freddy Otárola. Esta vez, Cisneros y Chincha pidieron la ayuda de la fanática fundamentalista, Martha Chávez. Y a esto le llaman "entrevista". No cabe duda que la TV basura está en pleno apogeo, tal vez mejor que en la época negra del fujimorismo.
¿Qué dirían a todo esto los grandes entrevistadores televisivos, como Tealdo, Hildebrandt y hasta Guido Lombardi? Que sepamos, ellos jamás necesitaron del auxilio de dos sicarios periodisticos. Les bastó su capacidad y honestidad para tratar al entrevistado. Y por eso son paradigmas para los estudiantes de periodismo.
Para ello usan la táctica de invitarlos a una entrevista, que en el set de TV se convierte en una emboscada periodìstica y un cargamontón. El entrevistado se ve, entonces, acosado por tres atacantes que le preguntan todos a la vez, no le dejan contestar, vuelven a repreguntar, lo interrumpen, etc. Así apabullaron al balbuceante Rimarachín entre Beto Ortiz y Cecilia Chacón - sí, la misma que pasaba noches íntegras con Fujimori en la DIROES y hoy despotrica a voz en cuello contra las "gollerías" de Antauro-. Cuando Rimarachín trató de reaccionar, pidieron el auxilio de la Cuculiza, quien por telèfono acabó por zarandear al pobre defensor del agua de su tierra. Y, confirmando nuestros temores, también Claudia Cisneros empieza a utilizar este método de "entrevista". Junto a Jaime Chincha invitan un día a la abogada de Antauro, Dra. Huidobro, sin prevenirle de que, no solo tendría que enfrentar a los dos locutores, sino que también habían buscado al padre de uno de los policìas muertos en Andahuaylas, convenientemente preparado y posiblemente bien "aceitado".
Como era de esperarse, la entrevista se convirtió en un pandemonium ininteligible para los televidentes, aunque la abogada se defendió con documentos y pruebas contra el fuego cruzado de sus tres implacables y feroces enemigos. Hoy repitieron el plato con el timorato "vocero" de Gana Perú, Freddy Otárola. Esta vez, Cisneros y Chincha pidieron la ayuda de la fanática fundamentalista, Martha Chávez. Y a esto le llaman "entrevista". No cabe duda que la TV basura está en pleno apogeo, tal vez mejor que en la época negra del fujimorismo.
¿Qué dirían a todo esto los grandes entrevistadores televisivos, como Tealdo, Hildebrandt y hasta Guido Lombardi? Que sepamos, ellos jamás necesitaron del auxilio de dos sicarios periodisticos. Les bastó su capacidad y honestidad para tratar al entrevistado. Y por eso son paradigmas para los estudiantes de periodismo.
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